ANTIOXIDANTES.
Una vez más, probablemente iniciamos el nuevo año con unos “kilos de más” tras las fiestas navideñas. Las circunstancias ya las conocemos: desorden de horarios, alcohol, comidas copiosas y habitualmente ricas en grasas y azúcares. En las próximas semanas, miles de mensajes nos comunicarán la conveniencia de hacer una dieta, eso sí, siempre “fabulosa” y “sin efecto rebote”, que son dos conceptos bien aprendidos para conectar con nosotros.
Tenemos que tener en cuenta que el sobrepeso, además de afectar a nuestra estética comporta siempre riesgos para la salud. Entonces,…,¿por qué no quitarnos esos “kilos de más” poniendo en práctica directamente los hábitos alimenticios que consideramos ideales para evitar esos riesgos?
Cuidar los niveles de oxidación es una buena fórmula para mantener la línea y al mismo tiempo no caer en la superproducción de moléculas particularmente nefastas para las células, llamadas radicales libres. Los radicales libres están directamente implicados en casi todos los fenómenos degenerativos de las células (aumento de la oxidación celular, disminución de la respiración celular), y son los principales responsables del envejecimiento celular; por lo tanto, lo ideal es captarlos y neutralizarlos en cuanto aparecen. Los síntomas de una superproducción de radicales libres o de una insuficiencia en su neutralización se manifiestan al nivel de la piel (desarrollo acelerado de arrugas y ojeras) pero esta debilidad celular tiene también repercusiones internas, produciendo trastornos degenerativos, cardio-vasculares, reumatológicos…
Es recomendable por tanto, priorizar los alimentos ricos en antioxidantes como frutas y verduras, compuestos azufrados como ,ajo, cebolla, algas, crucíferas (col, coliflor, brécol, rúcula, berro, rábano…), en Zn, Cu, Mn, Se y/o antioxidantes protectores como el pescado (sardinas, caballa, anchoas…), mariscos, germen de trigo, semillas germinadas, col, coliflor y en probióticos para mejorar la flora intestinal como el miso, el yogur de cabra o de oveja, verduras lacto-fermentadas o zumo.
También debemos incorporar materias grasas ricas en AGPI omega 3 y 6, alternar o mezclar el consumo de aceites vírgenes de primera presión en frío ricos en ácidos grasos omega 3 (aceite de lino, nuez, soja y cañamo…) o en ácidos grasos omega 6 y vitamina E protectora antioxidante (germen de trigo, girasol, semillas de uva, cártamo…). Los pescados grasos : salmón, sardina, arenque, pez espada, caballa, salmonete y atún, ricos en omega 3 (EPA/DHA).
Por último, es importante eliminar de la dieta las grasas saturadas de origen animal dando paso al consumo de carne de ave y conejo.
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