La glucosa es clave para las funciones vitales.
La glucosa es el alimento principal del cerebro y del sistema nervioso. Se eleva en el organismo cuando comemos y baja después de 2 a 5 horas sin darnos opción a almacenarla, convirtiéndose probablemente en grasas si no la consumimos.
La mayoría de los trastornos endocrinos están ocasionados tras la insistencia en la alimentación de altos niveles de glucosa en sangre, procedentes de una alimentación rica en grasas saturadas y azúcares refinados que conforman una mezcla de sustancias artificiales. Cuando aumenta el nivel de azúcar en sangre, hay una disminución inmediata de la serotonina, la dopamina, las catecolaminas y de gaba, además de un consumo mayor de vitamina b y magnesio, con un efecto inmediato sobre nuestra función cerebral.
La hipoglucemia reactiva puede alterar el funcionamiento normal del cerebro.
Cuando nuestros niveles de glucosa en sangre son bajos, podemos padecer los síntomas denominados neuroglucopénicos, como debilidad, angustia, confusión, llanto, visión borrosa, fatiga, irritabilidad, pánico, nerviosismo, falta de concentración o depresión. En esta situación, el hipotálamo activa el Sistema Nervioso Autónomo segregando catecolaminas (adrenalina y noradrenalina sobre todo), hormonas éstas que estimulan la búsqueda de glucógeno para elevar los niveles de glucosa en sangre, produciendo síntomas neurogénicos como sudor, sofoco, taquicardia, pánico, ansiedad, miedo, ahogo, hormigueo, mareo o naúseas. Los niveles de glucosa también son controlados por hormonas como los estrógenos o la progesterona, luego los síndromes premenstruales, por ejemplo, pueden desequilibrarlos.
El Dr. Wayne Huey-Heng, en un estudio de investigación en 1994, desveló la intolerancia a la glucosa que puede producir la píldora anticonceptiva tomada durante largo tiempo. En lo ataques de pánico, los peores momentos de crisis por miedos se producen durante la noche o al amanecer, inducidos por los niveles tan bajos de glucosa tras más de 6 horas sin comer. Existe un largo etcétera de desequilibrios de la salud como consecuencia de inadecuados niveles de glucosa en sangre.
Unos buenos hábitos alimenticios ayudan a mantener una función metabólica saludable y unos adecuados niveles de glucosa en sangre.
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