Un desequilibrio de la salud difícilmente detectable.
Según los últimos datos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “1 de cada 10 personas tiene problemas de tiroides pero casi la mitad no lo sabe”. Nos dice la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (AECAT) que “La patología tiroidea se está convirtiendo en una importante carga sanitaria para los sistemas nacionales de salud, debido a su elevada prevalencia y necesidad de seguimiento a largo plazo”.
A esto se suma la dificultad de obtener un diagnóstico adecuado, ya que se advierte que la analítica del estado del tiroides (TSH) no es fiable y se debe atender en la misma proporción a las sintomatologías manifestadas por la persona. En este sentido, el Dr. Galofré de la Universidad de Navarra informa de que un 80,1% de las personas que acuden a la consulta del endocrino tienen disfunción tiroidea pero no se detecta y se pasa por alto, tratando al paciente no del tiroides sino de los síntomas que producen su desequilibrio, evitando aplicar un tratamiento eficaz.
Las causas generales que afectan hoy en día al buen funcionamiento del tiroides están relacionadas con el estilo de vida actual, tales como la insuficiencia nutricional (yodo, selenio, hierro, zinc, vitamina A, D, B2, B6, B12, Omega 3 y L-Tirosina), el estrés, la enfermedad hipofisaria o suprarrenal, hiperactividad inmune, desequilibrios intestinales, determinados grupos de medicinas y el exceso de toxicidad en el organismo.
Los síntomas que pueden advertir de un desequilibrio del tiroides son múltiples y difusos. Los más comunes la caída brusca del cabello, piel seca, fatiga crónica, somnolencia, depresión, alta intolerancia al calor, retención de líquidos, ojeras, pero también otros como temblores, hipotensión, taquicardias, sensación de ansiedad, hambre de dulces o salados, sensibilidad a los ruidos, intolerancia al frío, etc…
Por la gran influencia de los procesos metabólicos sobre función tiroidea, una alimentación adecuada puede actuar previniendo o mejorando su desequilibrio, del mismo modo que tratamientos de micronutrición relacionados con el déficit de sustancias esenciales para el tiroides o toxicidad excesivas, pueden actuar eficazmente en la recuperación de las personas que inician estos procesos sintomatológicos.
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